Cuando las lágrimas hacen cosquillas a tus ojeras. Cuando aprietas los dientes y la cara contra la almohada. Cuando cualquier canción te rompe.
Es imprescindible levantar una coraza que te proteja, porque cuando te hacen bajarla, lo hacen para romperte el corazón. Solo te hizo falta un segundo de mi duda. Me miraste a los ojos mientras me hacías vomitarlo. Lo cogiste y lo estrujaste hasta que perdí el conocimiento. Con rabia.
Recuerdo levantarme con las mejillas empapadas. Recuerdo esa sensación de soledad inmensa que aún me abruma. Disfrazada se coló entre mis huesos y se hizo un sitio en mi pecho. Dice que no quiere salir.
Recuerdo escuchar nuestra canción, la que había ideado para los dos, mientras me rompían sus acordes de piano.
Recuerdo el vacío interior, insoportable.
Lo recuerdo porque aún lo siento.
Siento, como dice Rayden, que el corazón del uso me ha dado de sí, desatado y dilatado de tanto latir por ti.
Tu recuerdo, ese que nunca tuvimos, se hace imborrable bajo mi piel.
Ojalá pudiera no sentir. No sentir nada.
martes, 23 de diciembre de 2014
Sobre sentir...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario