No te hundas, no lo hagas, no dejes que pase. No te hundas porque no hay nadie que te tire del brazo y te salve. No te hundas porque está muy oscuro allí abajo y no se si voy a poder ver tu luz desde tanta distancia. No te hundas por si acaso no sabes nadar, por si tus brazos no quieren ayudarte.
Y cuando más necesitas que alguien te salve, más se alejan. Sálvame hoy porque quizá mañana el agua me llegue tan arriba que me impida respirar. Sálvame ahora por si cuando vuelvas a por mí, ya no estoy. Sálvame con un suspiro y no con un adiós. Sálvame con una mirada muda, pero una mirada. Fugaz, pero que te llegue a la boca. No me mires como si no me vieras, por favor. No me mires como si quisieras ver a otra persona. No me mires y no me veas, porque entonces nuestras miradas coincidirán y sabré que miras, sin verme. Sabré que me miras y será peor.
Porque sé que en realidad no lo haces como con ella, y eso me duele más que nada.
Intentaría gritar y gritarte que me veas, pero sería absurdo. No te has fijado, nunca tendrás ojos para mí. Solo para ella.
Para darle la mano y abrazarla mientras yo sigo viéndote. Y sigo jodiéndome.
Llevas tu camiseta de Batman pero no quieres salvarme, hoy no haces de súper héroe, sino de villano. Tu súper poder me ciega y ni siquiera te veo como antes. Ni siquiera veo tu halo de luz, te haces invisible; nada más lejos de lo que soy yo para ti. Para mí, para todos.
No sé si has cambiado tú, o si lo he hecho yo. Cambiaría por ti cada célula de mi cuerpo si me lo pidieras. Si tú me lo pidieras. Pero se lo pides a ella, siempre ella.
Me estoy hundiendo y a ti te da igual. Si cierro los ojos mi cabeza te dibuja (cada traza desdibuja mis pensamientos y se sumerge en tus curvas) y te sigo viendo, estás en mi memoria, pero nunca solo. Nunca tu mano coge la mía, porque siempre están ocupadas dejando que mi vacío me coma por dentro.
Tengo un nudo en el pecho que me ahoga, que me corta. No se si podré seguir así, ni quiero, ni puedo.
Lloro y ya no puedo respirar, pero ni siquiera me agobio. Ni siquiera te importo. Ni siquiera dedicas un minuto a mi como lo hago yo en ti. Ni siquiera un minuto para importarte. Ni siquiera me necesitas ahí. Sigues sin verme.
Preferiría mil veces que me mintieses, preferiría mil veces tus mentiras de jarabe a esta mierda. No puedo dejar de escuchar esto porque no puedo dejar de pensar en ti. Sal de ahí, por favor. Sal de mí.
'Siento que el corazón del uso me ha dado de sí, desatado y dilatado, de tanto latir por ti.
Que te vaya bien, que te vaya bien, que te vaya bien....
¡Nada más puedo decir!
Que te he dejado, pero no de quererte,
que te he olvidado, pero no de mi mente, que siempre te tendré presente,
desde la hora del primer beso hasta la hora de mi muerte.'
Mi corazón salta del precipicio y ya no ve nada, ni una luz, nada. Solo vacío. El impacto contra el suelo lo hace añicos. Me hundo anclada al vacío más absoluto de mi alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario