Perdona por estar hasta las narices.
Perdona que no te perdone.
Perdona por ese último no.
Perdona por no aguantar tu fantafabulosa vida feliz y tener que tragarme esto. Esto que me come por dentro todo lo bueno.
Sinceramente, merezco algo mejor que culparme a mí por no tenerte a ti. Realmente no lo intenté y realmente no soy yo la víctima, porque no sobreviví.
En este caos tan absurdo e innecesario a veces me pregunto como sería olvidarlo todo por un rato y cambiar de vida completamente. Obvio, me refiero a una de parecidas características. No me gustaría vivir en la India, por ejemplo. Pero sí, absoluta y completamente sí, me gustaría vivir por un día la vida de una persona, aparentemente cercana, que yo conociera. De verdad que sí.
Me pregunto como sería, al menos por un día, conocerme. Pienso que yo soy mi media naranja y que el motivo de esta sensación de soledad y de búsqueda de algo parecido a un amor correspondido entre otra persona de distinto sexo, es que aún no me he descubierto completamente. Siendo como somos seres en potencia, yo aún no he visto mi potencial por completo.
Porque si de verdad lo viera... podríais iros a tomar por culo un rato eternamente largo.
A veces esta apatía a la sociedad es la falta de autoestima para creer en mí misma, entendiendo a veces por siempre.
El amor, propiamente dicho y del que todo el mundo habla, solo existe cuando de verdad creemos que esa otra persona puede ayudarnos a buscar la paz interior que tanto anhelamos. Para decir, oye, yo también me siento bien y está siendo genial.
Para no tener que fingir que me apetece vivir tu vida, tu cuento de hadas por un día. Porque realmente sentir eso duele como que te rompan el corazón. Es una impotencia que duele. Y ojalá no quisiera vivir tu vida de mierda por un rato, pero sí quiero. Solo quiero concienciarme de que no te necesito y de que no habría funcionado, porque sinceramente, valgo más la pena de lo que la vales tú.
Quizá mañana piense que tú sí vales la pena, pero estos segundos de paz que me estoy concediendo para pensar que soy jodidamente genial no me los puede quitar nadie. Si me conocieras... Si quieras arresgiarte... no te encontrarías un precipicio tan grande como tus abismos, te lo aseguro. Pero me estás, o me estoy, intentando convencer de que buscarme sola es lo mejor que me puede pasar nunca.
Este viaje solo tiene un asiento, y no voy a dejarte conducir. O al menos no hoy, ya sabes, siempre puedo hacer alguna parada inocente en el camino. Siempre que no me desvíe del objetivo. Encontrarme para dejar de buscarte.
Y sí, perdona por no perdonarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario