lunes, 19 de enero de 2015

En la boca del lobo.

En la boca del lobo.
Volví a entrar después de haber salido corriendo. Entré por si tú habías dejado de ser el lobo, o yo ya no quería ser Caperucita. Quizá también Ella echa de menos que el lobo la persiga, quizá yo también lo haga y por eso me valgan mil excusas para volver a poner un pie dentro.
Déjame ser víctima esta vez, ya no me gusta ser verdugo.
Déjame, por favor, poner un pie en tu cueva, una luz, una chispa que no prenda.
Si ves que vuelvo a dudar una vez esté dentro, sin empujar, dame la mano. Con un tirón pequeñito me vale.

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