La conclusión es la misma para todo, yo, me, mí, conmigo. Primera persona, y perdona, pero siempre en singular. Dejé de lado el plural que siempre había buscado.
Nunca nadie como yo conmigo. No merece la pena si el miedo te atenaza. Te sueltas las cadenas, te levantas, te lavas la cara y caminas. Siempre hacia delante, despacio, como las tortugas, pero para atrás ni para coger carrerilla.
No hay constantes en la vida. Derivarlas, ver como cambian con el tiempo, resulta ser cero. Y es que algunas personas se quedan siendo un cero, pero uno a la izquierda. Y su valor se convierte en peso, y te toca cargarlas a la espalda.
Es ley de vida, dicen. Pero mi vida está en mis manos, y dado que nadie quiere llenarlas con las suyas, yo y solo yo, decido mis pasos. "Se hace camino al andar." "Todos tu pasos son mis alas."
sábado, 28 de marzo de 2015
Mis pasos.
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