Si dicen que el amor es saltar en el vacío de alguien y creer que puedes volar, tú me cortaste las alas y me pusiste la zancadilla justo antes de coger carrerilla. No fuiste el ángel, si no el demonio. Y joder, la hostia contra el suelo me hizo añicos.
No lloré, te lo juro. Ese día no. Fue el siguiente, el siguiente sí dolió. Y a ese le siguieron muchos más. Noche 307 y me sigue costando no pensarte. No dolerte. Quererte.
Cabrón, te llevaste muchas cosas.
Buscando alguien que me salvara de este caos me encontré a mí, y supe que sería la única que no me fallaría. Y supe entonces que si yo estaba bien conmigo, me importaría una mierda con quien follabas tú. Porque fallar ya lo habías hecho. Y morirme de celos hasta de la letra que lo separa.
Cosido el corazón, cansado de bombear los suspiros. Arponeado sin descanso.
Me tengo a mí, me sobro.
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