Es tan gratificante ser buscado como ser encontrado. Lo es tanto, o incluso más, un "ven, te necesito" o un "dónde estás", o un " y tú?" o cualquier contestación que implique interés y sea recíproco.
Que jodido que nunca lo sea.
Que jodido verte beber y no poder brindar.
Que jodido pedirte la corbata, no compartir un cubata.
Que jodido verte sonreír sin que sea por mí.
No puedes esperar que te saque a bailar entre tanto extraño, ocupe tus hombros y tu espalda con mis manos y tus rizos pequeños con mis dedos si suena electrónica. Si yo no sé bailar. Si te voy a pisar. Si no me vas a coger de la cintura y vas a sonreír, oliendo a whisky de garrafón muy, muy barato. Si no va a sonar nuestra canción porque no la tenemos, si no vas a dejarme un casco o si no vas a decirme cuán de radiante estoy. Si no vas a acercarte y cantar ebrio conmigo. Te lo juro, yo lo haría.
Si entre tanta gente no vas a cruzar una mirada y sin apartala, sonreír a lo lejos. Si no me dices ven.
Buscarte a la 1, las 2 y las 3, ver tu cara de "joder, otros dos que..." pero seguirte igualmente. Buscarte entre tanta gente y vibrar en tu dirección, arder con los ojos.
Ver como te ajustas la corbata y la camisa y le susurras algo que la hace sonreír. Madre mía, no te quites nunca esa americana.
Quererte tantas veces como el corazón me deje. Que el corazón me lata veloz, nervioso, que galope porque te acerques.
Qué jodido es observarte de lejos y anhelar un roce, porque saltarían tantas chispas como para hacerme arder. Si tú eres fuego, a mi no me importa quemarme, ni que tú me veas arder.
Solo espero que en la próxima te des cuenta. Esta la pago yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario