lunes, 9 de febrero de 2015

Si te quedas...

Si estás, no te necesito para preguntarme qué tal o por qué. Ni lo necesito ni lo quiero. Solo te pido que estés, incondicionalmente.
Para aguantarme el querer gritar y gritar conmigo, y llorar, llorar mucho hasta no poder más. Para que pongas el hombro para poder desahogarme, y no hablo ahora de lágrimas. Para aguantar cada rabieta y no tratar de hacerme entrar en razón. Para mandarlo todo a la mierda y que ese todo no nos excluya.
Para entenderme mejor que yo porque yo no entiendo nada. Ni de mí, ni de nadie. Para estar, joder. Si no vas a estar para eso no te pido que te quedes, pero si lo haces no falles.

Terriblemente odio ser la esponja y no el jabón, ser la víctima y no el asesino. Es tu cuchillo y tu veneno. Terriblemente cruel es ser tan voluble, de carácter inconstante. El ir y venir, las olas que chocan contra las piedras, así me siento yo chocar contra mi antigua yo. La antigua ni de coña lo estaría pasando así, estaríais en la mierda muchísimo antes, sin necesitarte. Esa ola me está engullendo y sé que se me va a quedar en la garganta, y no me va a dejar respirar.
Ya ves, unos días sí y otros no. Unos días no te vayas y otros te echaría a patadas, para suplicarte que volvieras después.

Lo has dejado todo patas arriba. Ese es mi diagnóstico. Ayúdame a encontrarme para ver por fin que soy yo la que me necesito y que por eso estoy así, tan echa mierda.
Si te quedas, hazlo por mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario