sábado, 28 de febrero de 2015

Último día del mes.

Me miras con esos ojitos asustados y sonríes. Si supieras la que llevo encima... Te irías corriendo. Que día más largo sin ti. Que vacío y que sinsentido.

Te pregunto si vienes y tú respondes que mañana. Ayer dijiste lo mismo. El pantalón del pijama te cae tan gracioso... Te cepillas los dientes frente al espejo y dos milésimas de segundo se encuentran mis ojos, y los tuyos. No se rehuyen. Tú lo ves todo fácil, a mi me gusta darle dos o tres vueltas (incluso al cuello) para poder hacerlo. Sonríes otra vez, pero te acabas yendo. Me quedo ahí plantada sin saber moverme. Mis pies no pisan tus huellas porque les vienen grandes. Me has hecho aún más pequeña y tengo vértigo de no llegarte a la altura. Me encojo y me hago bola en la cama. Todo está oscuro...

No sé cómo pudiste acercarte tanto, no sé cómo te metiste tan dentro y revolucionaste todo lo que viste. Te declaraste en huelga y desde entonces mi gobierno se rige por tus leyes. Y ahora, un golpe de Estado me derrumba. Ojalá lo hagas bien y (mi corazón) no salga herido.
Todo patas arriba, joder, que difícil darle ahora la vuelta. Me faltan tus manos. Creo que me voy a quedar así un tiempo, boca abajo. Si no te veo, no me duele.
Respiro fuerte y sin dificultad, pero mis pulmones están cansados de soplar con esfuerzos. Dales un suspiro. Vuelve y no vuelvas a irte. Y si lo haces, no así, desorganizándolo todo. Y encima a medias. No estoy preparada.
No puedo creer ni una sola promesa más, ni una. Son todas mentira. Vanas ilusiones.

Cierro los ojos, respiro y recuerdo. Lo único importante soy yo; tú te acabas de escapar por la comisura de mis ojos.

Último día del mes. No tengo ni para chicles. Tu alquiler está resultando ser más caro de lo que me puedo permitir. Los muebles quemados y todo echo cenizas. Ni fénix, ni nada.
Sigo pensando que tus cenizas prenderían con otro suspiro. Pero me da igual, creo que me he hecho inmune y ya nada me quema. Corazón congelado.

jueves, 26 de febrero de 2015

Filosofía.

Pasotismo cero. Seriedad cero. Preocuparse, también cero. Que los problemas sumen cero, y que el resultado sea una felicidad de muchos ceros.
Que los ceros sean "o" de sorpresa y que te sorprendan todos los días.
Que cada noche busques la rama a la que agarrarte, porque siempre hay un árbol dispuesto. Que tu tronco sea de la mejor madera y que no tenga larvas dentro. Corrupta la madera, corrupto el bosque.

Que la soledad no sea una marca de tristeza y la sea de elección. Que la tristeza no sea una elección permanente y que vivir sea algo más que ser espectador. Vivir como protagonista y no de secundario del papel de otro. Perder los papeles de vez en cuando, cuando solo tengan garabatos absurdos.

Que lo absurdo adquiera sentido en la locura de pensar con el corazón. Que este lata por los que no están y sientas cada segundo su bombeo. Que tu presencia sea una bomba que no puedan desactivar y que tú decidas la hora de la debacle, y la explosión no sea para siempre.

Y que los "para siempre" no se conviertan en "hasta nunca".

Que tu filosofía no se estudie en libros de texto, se viva. Menos ideales, más actitud.

domingo, 22 de febrero de 2015

Sensaciones bonitas de verano.

Verano en los labios, brisa en las zapatillas, tirantes y gafas de sol. Mucho sol. Su luz lo llena todo, y su risa también.
Padel a las seis, piscina a las 7, risas en la playa. Arena mojada en las plantas, cosquillas en la espalda. Noches y madrugadas de peli, pipas barbacoa y helados. Noches de vecinos guapos, muy guapos.

Palas a las 12, paseos hasta y media, lecturas rápidas, sonidos que envuelven. El fluir de las olas. Un chapuzón, jugar con una ola que te hace saltar. Miradas a lo lejos, indiscretas.

Paseos y chiringuitos por la noche. Reír, hablar, respirar fuerte. No hay contaminación, aquí no llega.

Paseos en bicicleta antes de que el sol queme, llegar exhaustos al final de la cuesta y ver el mar. Y el horizonte. Recoger la última gota del esfuerzo bajo el casco, saberte sana. Beber agua y encontrar la gloria. Descender con el viento en la cara. Coger velocidad... Libertad en los pedales. Reír, vivir.

Dormir diez horas seguidas, dormir la siesta. Ver la tele, comer mucho y bien. Comer melón y refrescarte, hacerte un moño y abanicarte. Reír otra vez, sin preocuparse.

Leer en la terraza y escuchar el viento levantar las olas. La marea que sube y baja, el vaivén inquieto de las olas. Ese niño que hace un castillo sin coronarlo, esa niña que se envuelve de arena y se desdibuja en la sombra.

Correr en chanclas y toalla, con el bikini mojado y con la piel de gallina. Correr hacia la ducha con el pelo recogido.
Peinarte con Pereza en el altavoz. Cantar con Melendi...

Hablarte a todas horas y leerte con una sonrisa. Echarte de menos...

Sensaciones bonitas de verano.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Corazón corrupto.

Deudas de amor. Te embargan la casa, y esa casa no es física. Llevo apostando por ti tanto que he llevado a la bancarrota al banco de mis recuerdos, y el último hace mucho que pasó por mi lado, se llevó el único resquicio de amor que dejé en el bolsillo de la chaqueta. Al lado de la cartera. Qué caro me estás saliendo... Como un cheque a devolver; al portamor como diría Melendi.
Tu corazón incorrupto que me corrompe con cada parpadeo...
Tu risa y el eco en mi cuerpo...

Apareces como el antihéroe para salvarme de mí. Apareces sin querer y sin preguntar pero apareces. No pretendes irte, y yo solo quiero quedarme un poquito más cerca.

Y tu corazón puro y blanco, no rojo. Rojo solo el mío. Tu corazón que observa tímido y con los ojos tan abiertos... Así es imposible no ver. Ya solo te busco en los rincones y cuando te encuentro, sonrío sin prisa, sin deber nada. Sin corrupciones. Un aquí te pillo aquí te mato. No de amor, joder. De lo que sea.

jueves, 12 de febrero de 2015

¿Sí o no?

Que sí, que es verdad. Que Romeo y Julieta se quisieron tanto que se creó un mundo paralelo para que pudieran allí recrear tan idílico sentir. Que sí, que es verdad.
No te quiero como Julieta porque nunca has querido ser Romeo, tú no los tendrías para dejarlo todo por mí. Y ahí estoy yo, sola en un mundo paralelo que como tal nunca se cruza con el tuyo. En otra dimensión, en otra realidad. Ni siquiera eso, realidad.
Y que sí, que aún hoy busco tus mares en los suyos, pero los suyos están en calma. Rizos morenos y sonrisa ancha, timidez y calidez. Dime que un día te olvido y me cuelo en su corazón, dime que lo voy a hacer y que él no me va a echar. Sé que no. Dime que me va a dejar entrar.
Que me mira como si fuera la única, como si fuera especial. Me mira y me ve, y me busca con sus ojos marrones. Tan simples como los míos. Que se ríe y todo suena más bonito, y que sus vaqueros le quedan mejor que a ti.
Que sí, que las debilidades no se afrontan tan fácilmente pero me quemé con tu sol, con tanta luz me cegué y desde entonces solo quiero que él me guíe entre tanto ciego. Porque él parece haberse quitado la venda del corazón, los miedos del cuerpo y los 'qué dirán' de los labios. Y desde que lo ha hecho, sólo me apetece susurrarle lo mismo.
Que sí, que me dejes arrancar tu página, no pasar de ella. Cambiar de libro, de tomo y de género. Que tú nunca quisiste leerme y él se muere de ganas por hacerlo. Y sí, empiezo a escribirle a él y no a ti.
¿Sí o no?

lunes, 9 de febrero de 2015

Si te quedas...

Si estás, no te necesito para preguntarme qué tal o por qué. Ni lo necesito ni lo quiero. Solo te pido que estés, incondicionalmente.
Para aguantarme el querer gritar y gritar conmigo, y llorar, llorar mucho hasta no poder más. Para que pongas el hombro para poder desahogarme, y no hablo ahora de lágrimas. Para aguantar cada rabieta y no tratar de hacerme entrar en razón. Para mandarlo todo a la mierda y que ese todo no nos excluya.
Para entenderme mejor que yo porque yo no entiendo nada. Ni de mí, ni de nadie. Para estar, joder. Si no vas a estar para eso no te pido que te quedes, pero si lo haces no falles.

Terriblemente odio ser la esponja y no el jabón, ser la víctima y no el asesino. Es tu cuchillo y tu veneno. Terriblemente cruel es ser tan voluble, de carácter inconstante. El ir y venir, las olas que chocan contra las piedras, así me siento yo chocar contra mi antigua yo. La antigua ni de coña lo estaría pasando así, estaríais en la mierda muchísimo antes, sin necesitarte. Esa ola me está engullendo y sé que se me va a quedar en la garganta, y no me va a dejar respirar.
Ya ves, unos días sí y otros no. Unos días no te vayas y otros te echaría a patadas, para suplicarte que volvieras después.

Lo has dejado todo patas arriba. Ese es mi diagnóstico. Ayúdame a encontrarme para ver por fin que soy yo la que me necesito y que por eso estoy así, tan echa mierda.
Si te quedas, hazlo por mí.

sábado, 7 de febrero de 2015

Nunca será siempre.

Son las 3. No sé qué hago sin dormir, pero es que sigo pensando. No en ti siempre, a veces en mí. Ni contigo ni sin ti. Sin más, porque sí. Y por qué no.
Si estuvieras, quizá no pensaría. Pero sé que como te pienso, no estás. Ni estarás. Ni merecería la pena esperarte. Ni quiero hacerlo. Ni puedo sola.

A veces tú con tu camiseta de Batman. A veces tú en vaqueros. A veces tú con el pelo rubio revuelto. Siempre tú. Déjame hoy ser yo. Yo sin ti. Yo sin quererte ni quererme queriéndote. Yo sí queriéndome.

A veces lo que no entendemos es lo que menos daño nos hace. Lo que pasa es que sí, por desgracia, te entiendo. Como los Pignoise, pero tú no me dejas cuidarte. Que nadie más te cuide. Que nadie más te entienda.
Te prometo que cuando suenan es paz, es alivio y es suspirar en el frío. Ojalá tú me entendieras escuchándolos. Ojalá quisieras entender por qué te entiendo tan bien...
Saca de una vez la espinita que me clavaste en Septiembre. Febril. Déjame ir. Déjame irme, como el verano entonces. Tú te fuiste y desde que no miro el mar, sé que hay siempre bandera roja. Se declaran en huelga las olas por echarte de menos. Yo también. Haz algo pronto.
O vete o vente, Sandra lo decía.
Pero si vienes no te vayas nunca. Nunca.
Nunca será siempre.

lunes, 2 de febrero de 2015

Hogares y personas.

Un tío al que admiro por su filosofía de vida, dijo al término de un concierto, con la gente extasiada: "El hogar no son los sitios, son las personas. Gracias por haberme dejado entrar en vuestras casas." Y es que tenía toda la razón. Tú eras la casa, mi habitación, mis sudaderas desdobladas, el olor a café por las mañanas, el vaho de las duchas a medianoche, e incluso la manta que me abrigaba por las noches. Eras, joder, la llave que abría (y cerraba) las puertas de mi cama; ahora sin pomo. Eras el "a cenar" de mis jueves y el "llegamos tarde" de mis lunes. Tú eras mi hogar, y yo la leña que alimentaba el fuego. Pero un día te dio por ser el agua que se lleva las brasas, el viento que trae la oscuridad. Y nuestras llamas se murieron de hambre, y dejaste de ser mi hogar. Aún tengo tu foto en un marco sobre la chimenea, esperando a tener valor un día y echarla a lumbre, para que arda igual que un día me quemaste a mí. Desde entonces, mi corazón sigue con vendas esperando a que llegue alguien que prometa ser mi hogar y me borre las dudas a soplidos; y mientras tú te quemes en mi nueva casa.