miércoles, 2 de mayo de 2018

No lo puedo evitar

No puedo evitar dejar un rastro de agua cuando salgo de la ducha y me cepillo el pelo, ni evitar quedarme quince minutos sentada antes y después de entrar en el plato. No sé estar más de cinco minutos seguidos sin poner música, y no puedo evitar dejar una mata de pelo en el lavabo cuando me peino. No sé lavarme los dientes sin mancharme, ni hacerlo sin mojar el cepillo antes y después de echar la pasta. No puedo irme a dormir sin ponerme vaselina en los labios ni sin meterme la camiseta por dentro del pantalón. No sé ponerme un pijama porque siempre utilizo un chándal, ni sé hacerme un moño cuando voy a la playa.
Sé que el sol me va a dejar la marca del tirante y aún así me lo dejo, y no soporto el roce de mi pelo después de salir del mar.
Cortar el pan sobre el mantel y dejar que caigan las miguitas me produce ansiedad, la tele demasiado alta cuando suena un anuncio también, y casi más cuando no escucho los diálogos en una peli porque hay gente comentándola.
No soporto que se caigan las cosas y hagan ruido, que me hablen de continuo nada más levantarme o que no haya café cuando madrugo.
No me fío de la gente que se da una ducha fría en verano, ni de los que toman colacao, y desde luego tampoco de los que entran en bucle y hablan monotemáticamente.
Me gusta trasnochar aunque sepa que voy a descansar poco y no sé estudiar por la mañana temprano.
La servilleta y los cubiertos siempre a la derecha y las bebidas no muy calientes aunque sea diciembre.
Y podría seguir enumerando las manías que le han entrado a mi alma de ochenta años encerrada en un cuerpo de veinteañera. Podría, porque la peor de todas que aún no te he dicho es que soy incapaz de aceptar que me quieran tan fuerte y tan intenso como yo quiero. Y por eso te preparo y te cuento estas cosas para que sepas donde te metes y no te asustes una vez dentro. Te las podría enlazar y hacer una canción, pero entonces la melodía se acabaría, o yo no sabría entonarla.
Te las cuento porque se que te vas a lanzar y quiero que lo hagas con esto en mente.

Y lo hago porque mi manía capital pretende crear nuevas manías contigo.

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