domingo, 6 de agosto de 2017

Declaración de intenciones

A veces me pasa que pienso en alguien y justo me escribe, o entro en Instagram y veo que acaba de colgar una foto. A veces sueño con alguien y al despertar tengo un mensaje suyo, y a veces, pero solo a veces, esa persona también ha soñado conmigo.
A veces me pasa que pienso en una canción que me encanta pero que hace mucho tiempo que no escucho y justo, enciendo la radio y está sonando. Y me permito tres segundos de esa melodía sonreír como una idiota por esa casualidad.
A veces me pasa que dejo de ver a alguien un año y después en tres días nos vemos todo el rato. Y no me sale qué decir para explicármelo.
A veces me pasa que el día encadena una serie de malas noticias que me parece completamente inverosímil que no haya llegado la noche para poder dormir y olvidarlo.
A veces me pasa que me apetece mucho cenar patatas fritas, pero muchísimo, y cuando llego a casa después de todo el día en la Universidad están ahí, esperando en mi plato.
A veces me pasa que tengo que hacer tres transbordos y el metro se me escapa en las narices en todos ellos. Siempre me toca esperar y nunca me quiero volver a subir.
A veces me pasa que me gusta mucho una persona que sé que nunca se va a fijar en mí, y es justo eso lo que a veces me gusta. No el imposible, sino el hecho de seguir creyendo que puedo enamorarme sin saber sobre seguro que va a ser recíproco. Y solo una de cada mil veces que pasa, me da igual que no lo sea.
A veces puedo tumbarme en mi cama, concentrarme mucho y ser capaz de escuchar el vaivén del mar e incluso sentir el viento rozando mi cara con sabor a sal.
A veces me pasa que pienso en todas las cosas que quiero hacer y me doy cuenta de que necesitaria un par de vidas más para conseguirlas. Y llega un día en el que no me levanto de mal humor y consigo hacer la mitad de esa lista antes de volverme a dormir.  Y eso es lo que más me gusta de mí.

A veces me pasa que pienso en todas las pequeñas casualidades que se cuelan en mi día a día, perturban mi rutina y me hacen parar el ritmo.
Y bueno, sobra decir que algunas de esas casualidades tienen nombre y apellidos.

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