viernes, 24 de abril de 2020

110

Ojalá no estuviera escribiendo esto, ni me hubiera roto como nunca escuchar 110, pero son casi las 5 de un día cualquiera -otro más- y siento que está es la única forma de poder desahogarme.
Siento que he abierto una grieta que no estaba hace unos días, que ha llegado de sopetón y que te ha dejado a ti en la otra punta, y que ni siquiera lo sabes.
Me avergüenza tanto decírtelo que cargo yo sola con la culpa. Asumo hoy que es toda mía y aún así no puedo prometerte no ofrecerte la excusa de que no sé ser de otra manera y que igual sí te he mentido en alguna cosa.
Que no he superado algunas personas pasadas que aún tienen efecto sobre mí y me hacen daño y, sobre todo, que no estoy todo lo enamorada de ti como quisiera estarlo.
Te juro que lo he intentado todo este tiempo de forma activa, encontrar la manera de enamorarme de algo que me gustara de ti y extrapolarlo a todo lo que tú significas, pero ahora solo lo veo como un intento absurdo de estar en el mismo punto que tú, de ser consecuente, de intentar darte lo que mereces y lo que a veces pienso que necesitas.
Ojalá esta cuarentena nunca se hubiera alargado tanto, al menos no lo suficiente como para permitirme cagarla como lo estoy haciendo, alejándome de ti de forma impuesta.
Intento ser sincera contigo y decirte cómo estoy y explicarte a la vez mis fallos, porque así se hacen más pequeños y obtengo ese perdón que trae el consuelo que solo tú puedes darme.
Pienso mucho en por qué a veces soy de una manera determinada y creo que solo ahora después de llorar tras escuchar tres veces a Luis Fercán tengo la respuesta.
Ha sido fugaz y para mí mucho más bonito de lo que imaginé, mucho más didáctico de lo que soñé y más real de lo que tuve nunca.
Me aterra ver cómo me siento encajando lo que para mí es una primera derrota en vísperas de ser una batalla perdida. Me siento sola de una manera distinta a todas las demás, porque además siento que te he fallado. Que te he querido bien por primera vez y que sólo eso ya me está jugando una mala pasada.
Ojalá el desconfinamiento se porte mejor conmigo de lo que lo ha hecho hasta ahora y me traiga una imagen sencilla de todo esto y una respuesta más fácil de la que tengo ahora en mi cabeza.
Quiero quererte y ayudarte y estar ahí para ti, pero también quiero vivir mi vida hasta exprimir la última gota.
Se que es incompatible y que tú lo desaprobarías, que tratarías de entender y que no hacerlo te enfadaría.
Te pondrías a la defensiva y me atacarías, y tu orgullo dolido me dejaría de lado.
Lo que a mí me perturba no es lo que he hecho (sin hacer en realidad), es todo lo que lo he disfrutado mientras sabiendo que lo pude cortar mucho antes y que no sentí tal remordimiento cuando tuve que sentirlo.

Mi conclusión plantea varias hipótesis. O me estoy volviendo loca, la excusa más barata que tengo, o te estoy dejando de querer a marchas forzadas, o me estoy dejando llevar por un impulso que aunque yo pienso que necesito, en realidad no lo hago.
Por favor, que sea la tercera y que encuentre esa solución antes de que me encuentres tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario