Hoy quiero escribir de ti y siento que no me sale. La inspiración es dolorosa, entra, mata y se va. Contigo es distinto.
No te has colado igual, no en ese punto con moratón dónde ya hubo alguien que pisó sin mirar, te has colado en un sitio nuevo, sin descubrir. Te has colado por la puerta principal, has avisado que entrabas, no me has robado como hicieron antes.
Has tocado el timbre y he estado apunto de darte llaves. Para que entres sin llamar.
El único motivo por el que no lo he hecho es porque solo tengo un juego, y al dártelo me quedaba sin él. Yo.
Porque esto siempre ha ido de mí. Te puedo contar las innumerables veces que he sentido el veneno correr por mis venas y volver a mi corazón para salir desde mis manos y escribir.
Contigo es un líquido distinto.
Un día te quiero a morir, el otro a matar. Sé que no está bien, que tú me quieres todos los días, que no te mereces mis miedos, mis dudas, mis excusas.
Siento ahogarme en un vaso de agua en vez de remar en la corriente contigo, conmigo.
Siento que inexorablemente voy a acabar sola, no solo sin ti, en algún momento del camino me dejaré yo también.
Siento no poder proyectar mis ganas en las tuyas, ni poder dar cabida o rienda suelta al fuego que intentas encender.
Siento marearte y dejarte a la deriva para luego acercarme demasiado y verte arder. Arder contigo. Quemarnos en el infierno que he montado.
Siento que no veas todo esto y que sea yo la que te diga que tienes que graduarte el corazón para que te des cuenta del daño en potencia que te voy a hacer. Sin querer.
Siento temblar en tus venidas, respirar despacio para compensar las taquicardias, darte una oportunidad para acercarte pero la llave equivocada para abrirme.
Te mereces más que mis dudas, más que este tropel sin sentido de sentimientos rápidos y volátiles, que se esfumarán antes de que termine de escribirlo y que volverán al momento a bombardearme sobre ti.
Siento la inestabilidad contagiosa de ser tu desierto árido de arenas movedizas del que intentas escapar, sin saberlo aún.
Voy a tratar de solucionar todo este sinsentido y a coserme con hilo rojo un punto desde la lengua al corazón, para que así comprendas, amor, que esta conexión bordada no necesita otra puntalada más.
viernes, 28 de diciembre de 2018
Hoy voy a escribir sobre ti
domingo, 23 de diciembre de 2018
No me mires así, dices
Te lo juro que lo he intentado. He reprimido 500 veces el impulso de escribirte, otra vez.
Te lo juro que lo he intentado. He hecho todo lo posible para no acercarme a ti.
Te lo juro que lo he intentado. Me he dado la vuelta en una dirección en la que no estabas tú, por primera vez, con un adiós fugaz en los labios y con tu cara de sorpresa en la sien grabada.
Te lo juro, te lo prometo que lo he intentado. Más veces de las que he creído poder. Y no han sido suficientes.
Otra noche en la que estoy estrujandote entre mis sesos después de que te acerques sin querer, de repente.
Vuelves a irrumpir en mi vida sin querer, sin quererme. Y aunque yo lo sé, la mecha se prende y la mascletá me revienta la cabeza.
Una vez, y otra más, y otra bomba en forma de mensaje más.
Y después Andrés canta "tengo el corazón tan leal a ti, que duele".
Y hoy sé que duele porque es la primera vez que sintiéndome feliz con otra persona me ha venido un pensamiento fugaz de lo extasiante que sería si esa persona fueras tú.
Y entonces me he ido, porque no acepto una felicidad que venga del engaño de pensarte cuando estoy con otras personas.
No conozco esa realidad y no quiero conocerla.
Ahora me dueles.
Tengo que dejarte salir, dejarte salir para dejarme la posibilidad de conocer la felicidad en otros nombres, en otras sonrisas y, puestos a pedir, también en otros labios.
Después de aprender a quererte sé que no debo olvidarme que te tengo que olvidar.