Y la sensación de soledad que te atrapa y te asfixia hasta comprimirte el estómago y tener ganas hasta de vomitar.
Solo suena The Fray de fondo.
Y la incansable sensación de no sentirte suficiente para alguien que en apariencia tiene tantísimo. Y tú no puedes entender qué has hecho mal, o peor, te arrepientes de tomar decisiones absurdas en busca de más. O por miedo de tener más y no ser capaz de manejar tanto. Y el verdadero miedo viene de quedarte con tan poco.
Que quien no arriesga no gana y no pierde, y que quizá el que arriesga es el que se da cuenta precisamente de que perder es morir lentamente. Y que de los errores y de fracasar se aprende más que de ganar.
Pero joder cómo duele equivocarte y que la persona espejo te devuelva el error. Y pensar que te estás muriendo por dentro porque a veces querer da mucho de sí. Querer es ese abismo que no tiene punto al que volver y solo hay un camino hacia delante. Y la sensación de arrepentirte de haber querido es tan triste como pueda llegar a pensarse.
Pero quizá es aún peor pensar que la otra persona que recíprocamente ha demostrado tanto como tú se está arrepintiendo de lo vivido. Está pasando la página a una velocidad tan vertiginosa que ni siquiera le da tiempo a enterarse de lo que lee. Y eso pienso que haces tú conmigo, leerme sin verme. Qué mal que después de tanto...
Sentirlo de corazón tantas veces como puedas llegar a poder pensar en un día. Y al día siguiente y al siguiente.
Cómo duele equivocarse tan tan tan tontamente. Las personas somos mucho más simple que eso.
Bendita ignorancia.
Bendita música.
Y es que al final, al final buscas ayuda en la gente que, aunque suene súper tópico, siempre ha estado. O que ha estado durante tanto tiempo que sientes una sensación de bienestar que casi es como estar bien. Y cuando te sientes bien... Esas son las personas hogar. Y ojalá pudiera volver a casa con más frecuencia de la que me gustaría.
Porque a veces te involucras tanto con alguien que cuando ese alguien falta, el vacío que te deja en el pecho es directamente proporcional a la sensación de soledad y muerte lenta que te produce querer. Y aunque querer merece la pena, porque joder, te hace sentir vivo; no sentirte querido por alguien por el que estás dando mucho te come por dentro.
Llegar tarde empieza a ser una constante, llegar tarde a conocer bien a alguien, doble constante.
Ojalá sea la última vez que el orgullo valga más que el amor, o en su defecto, que el desamor.
Ojalá todo duela un poquito menos mañana y te piense un poquito menos. Y te vayas saliendo de mi, aunque despacio, porque como siempre, como me pasa siempre, has entrado tan rápido que no me ha dado tiempo a asimilarte. Y es que parece que a ti ese tiempo te ha servido para verme por dentro y lo que has visto te ha sido suficiente.
Por lo que más quieras, si vuelves quedate siempre, y si te vas, cierra despacito y espera a que duela mucho menos antes de volver a asomarte.
Me está matando preguntarme el por qué porque en verdad sé la respuesta. Negarme lo más obvio siempre dolió más de lo que debería haber dolido.
Me dueles en el pecho de una manera subreal.
Vete, vente. Lo que sea pero ya, por favor.