jueves, 23 de mayo de 2019

No soy para ti

Si pudiera alguna vez escribir algo de lo que tuviera la certeza que leerías, sería algo parecido a esto.
Me confieso ante ti sin verte, me confieso a sabiendas de que no puedes perdonarme porque no sabes de mí.
Me confieso ante mí por pensarte todos los días, por jugar con los minutos como si no me fueran a hacer daño y como si por pensarte fueras a hacerte realidad.
Y si de verdad pudiera confesarme contigo, te diría que me ardes en el pecho de una forma descontrolada, que tengo arritmias que me llegan al lado derecho y que me tengo que sentar cuando me disparas en palabras un día cualquiera.
Si lo hiciera sin reparos te diría que odio mi pérdida de autocontrol, que tengo los nervios de un examen final cuando te acercas unos pasos y que sólo ahora de escribirlo siento las lágrimas golpeando con fuerza para salir. Porque eres imposible, imposible tal y como te he construido yo.
Tú existes en ti, por y para ti, y yo he hecho una versión diferente que no te hace justicia y que al final tampoco se parece a ti. No se ríe como tú, ni me contesta igual los WhatsApp, ni deja el mismo aroma al pasar.
No te quiero decir cómo es sentirse yo cuando estás cerca porque te vas a asustar. Por eso sé que no vas a leer esto sabiendo que eres tú de quién hablo sino lo haces porque sea yo quien te deje leerlo, sino lo haces una vez me permites quererte como yo quiero hacerlo.
Pero aún así te lo digo, para que lo entiendas. Para que cuando eches a correr lo hagas con un motivo. Porque si acabas esto vas a querer correr.
No puedo controlar la respiración aunque quiera si me sorprendes en un pasillo a una hora intempestiva, porque en ese momento te conviertes en la única prioridad a la vista y se me olvidan otras necesidades fisiológicas de primer grado.
No puedo controlar ni gestionar que tengas una vida ajena a mí en la que yo no participo en ninguna faceta, porque necesito que entiendas que lo quiero todo para ti, y que por eso sigo sin forzarte a leerme. Porque no está bien y yo lo sé, es abusivo para ti leer esto sobre ti tan a bocajarro.
No puedo ignorarte. En cualquier contexto y cualquier situación, cualquier plan, cualquier nimiedad que te ronde. Necesito que sepas que siempre precede un "sí" a todas tus preguntas. Incluso las que aún no has formulado.
Y por eso esto que escribo ahora a las 3:28 e un jueves cualquiera está mal, de principio a fin. Están desdibujados los límites y eso está realmente mal.
Desde este punto he decidido, como decido a diario cuando te borro a golpes de mi cabeza, que te voy a ignorar tan a muerte como me sean capaces mis conexiones neuronales. Voy a fingir que no tengo ninguna conexión viva con tu nombre y así tarde o temprano se morirán de aburrimiento. Ya no te quiero nombrar en otras conversaciones para no darte vida en mí.
Y todo esto porque quiero que vivas sin mis persecuciones constantes, volátiles, que mueren antes de tocarte.
Pretendo vivir sin ti porque sé que no eres para mí. Tan simple y tan duro. Como una bala.
Y sobre todo porque estoy aprendiendo a que no soy para ti. Lo cantó Leiva ya.