lunes, 4 de junio de 2018

AVE

Mis sentimientos viajan en un tren de alta velocidad que no hace escalas ni paradas y que va directo a ti. Aún queda algún kilómetro para llegar, siento el viento en la cara y en el pelo y la falsa seguridad de que sabré cómo parar cuando llegue; de que no me estrellaré contra todo lo que lleve tu nombre.  Sé que lo haré, porque es la única esperanza para seguir sin saltar con el tren en marcha.
Al fin y al cabo, los sentimientos no se pueden frenar. Cuando empiezas ya no puedes parar, sobre todo cuando no hay desvíos, pueblos o límites de velocidad en el camino.
Lo único que puedes hacer es descarriar, echar el freno de mano de golpe con la posibilidad de volcar. Y nadie quiere eso, es más fácil pensar que hay alguna posibilidad de saber frenar sin matarte, o de que al hacerlo haya alguien que te espere en la estación.
Es más fácil cuando vas a medio gas, te funciona la radio y el aire acondicionado, vas con copiloto y no llueve.
Pero mi trayecto dista mucho de parecérsele. Voy sola y trato de no pensar en los únicos consejos que me han dado para que me aleje y no trate de llegar. Tampoco hay luz en el camino, ni sitios donde parar.
Sé que antes o después me voy a salir del camino porque tengo miedo al golpe que indudablemente me vas a dar. Y aún así hago todo el trayecto para pararme a pocos metros. Prefiero verlo, verte desde la distancia, ver tu rechazo, tus sonrisas a medias. Tus "quédate si quieres", "estás invitada" o "cuando quieras".
Ni siquiera sé conducir, ni llevar todo esta carga del tren en el que pone 'sentimientos, frágil'. Este tranvía va con las luces apagadas y las pastillas de freno gastadas, el depósito a la mitad y las ruedas a punto de pinchar. Me estoy encontrando todos los baches y siempre veo la sirena de la Policía pasar por mi lado. Pero no pestañeo. No paro. Sigo. No sé por qué sigo, ni realmente hasta cuando. No sé por qué siempre cojo el camino de tierra en peor estado.

Sólo quiero olvidarme de ti, de tus carreteras insalvables. Sólo espero no perderme en la curva y no ser tu siguiente punto negro. De verdad que no.