A veces solo vienes y te tumbas. Te quitas la camiseta y casi sin mirar, te metes en la cama y te tapas.
Y a mi me quema todo lo que no sea abrazarte la espalda, y luego el pecho. Y tu sonríes siempre, justo antes de que te roce. Y me dejas acariciarte y hundirme en ti.
Y todo huele a ti. Todo me envuelve.
Y solo espero a que lleguen las ocho, las nueve o las diez para que entres por la puerta y vengas para contarme tu día. Y luego me increpes para que te cuente yo el mío. Y me digas, "¿vienes?" y antes de que te des cuenta ya esté, como un koala, en tu espalda. Y cada día me doy cuenta de una, o varias cosas.
Que la piel de tu cuello es la más suave del mundo,
más que la de los bebés,
más que pasar la mano por la almohada y que esté fresquita,
más que las camisetas lisas de tejido fino,
más que todo lo que puedas imaginar.
Que tu barba es una maraña de abrazos pequeñitos que escondes en tu barbilla, que me rozan la mejilla todo el rato y que retan a diario a mis dedos. Tu barba es la mejor del mundo también, porque a veces cuando estás muy cansado y me dejas dormir en tu pecho, también me dejas acariciarla, y eso me hace cosquillas en el corazón. Es un bosque en el que no hace falta esconderme porque siempre sabes donde encontrarme.
Y luego me chupas. Siempre lo haces. Me chupas todo el rato mientras yo me cuelo entre tus costillas, mientras las mías se parten de risa. Y siempre, siempre huelo a ti.
Ojalá la gente te diga que tú hueles a mí, que tienes un mordisco en la mejilla que es mío y que tienes una sonrisa tan natural y tan bonita que dan ganas de alguilarte un trocito para quedarse a vivir.
Y joder, que bien me sienta quererte. Más que a nadie en todo el globo terráqueo. Más que Lucas a Sara,
más que Jack a Rose,
más que una madre a su hijo,
más que un guitarrista a su primera guitarra,
más que el Sol a la Tierra.
Si cierro los ojos y pongo la mano en tu pecho tu corazón late tranquilo, pero el mío correrá siempre por si acaso te pierdes, para ir, cogerte de la mano y volver a tu camino. Todos tus pasos son mis alas.